Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

14 de noviembre de 2016

EN TIEMPOS DE DESOLACIÓN

La desolación espiritual



Nos dice San Ignacio de Loyola en su libro "Ejercicios Espirituales"


317. 
La desolación, es toda obscuridad y confusión interior, toda propensión hacia las cosas mundanas y bajas, toda perturbación, inquietud o tentación contra la fe, la esperanza y el amor.

La persona desolada se siente, pues, triste, tibia, perezosa, y como abandonada de la Misericordia de Dios, su Creador. En otras palabras como la desolación se opone a la consolación, así también los pensamientos que nacen de ellas son totalmente opuestos entre si.

b) Que no debe hacerse en tiempos de desolación

318. En tiempos de desolación no debemos revisar ninguna de las decisiones de nuestra vida espiritual, ni de nuestro estado de vida, ni hacer cambio de ninguna clase, sino perseverar en las decisiones previamente tomadas, por ejemplo el día anterior o durante la última consolación. La razón de esto es que mientras una persona está en verdadera consolación como arriba se describió, no la dirige su propio instinto, sino el del espíritu bueno, en tanto que durante la desolación esta bajo el influjo del mal espíritu, con cuyas sugerencias nada bueno podemos hacer.

c) Remedios contra la desolación

319. Aunque durante la desolación no debemos modificar ninguna de nuestras previas decisiones, sin embargo, si debemos modificar e intensificar nuestro modo de proceder en sentido contrario al impulso de la desolación como seria el insistir más en la oración, en la meditación, en el examen de uno mismo y en alguna forma de penitencia.

320. Cuando nos sentimos agobiados por la desolación, debemos avivar en nuestra mente la idea de que por el momento Dios nos prueba, dejándonos a nuestros propios recursos, para demostrarnos que en realidad disponemos de medios ordinarios para resistir victoriosamente a los ataques de nuestro enemigo. En efecto, es cierto que tenemos la fuerza para proceder así, ya que siempre está de nuestro lado el poder divino, aunque no sintamos para nada su presencia dado que Dios nos ha retirado el fervor sensible de nuestra caridad. Sin embargo, nos ha dejado la gracia suficiente para proceder con rectitud y para desempeñar nuestro papel en la Historia de la Salvación.

321 El que está en desolación trabaje de estar en paciencia, que es contraria a las vejaciones que le vienen, y piense que será presto consolado, poniendo las diligencias contra la tal desolación..

322 Tres causas principales son porque nos hallamos desolados:

   Ø  la primera es por ser tibios, perezosos o negligentes en nuestros ejercicios espirituales, y así por nuestras faltas se aleja la consolación espiritual de nosotros;

   Ø   la segunda, por probarnos para cuánto somos, y en cuánto nos alargamos en su servicio y alabanza, sin tanto estipendio de consolaciones y crecidas gracias,

  Ø  la tercera, por darnos verdadera noticia y conocimiento para que internamente sintamos que no es de nosotros traer o tener devoción crecida, amor intenso, lágrimas ni otra alguna consolación espiritual, más que todo es don y gracia de Dios nuestro Señor; y porque en casa ajena no pongamos nido, alzando nuestro entendimiento en alguna soberbia o gloria vana, atribuyendo a nosotros la devoción o las otras partes de la espiritual consolación. 


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